Truman Capote se encontraba en Nueva York cuando leyó la crónica de un brutal asesinato acaecido en Holcomb, una pequeña población situada en el estado de Kansas. Corría el mes de noviembre de 1959 cuando Dick Hickock y Perry Smith penetraron de madrugada en el domicilio de la familia Clutter en búsqueda de una caja fuerte forjada únicamente en el sueño de la codicia. Ambos ladrones, al no hallar caja fuerte alguna, decidieron acabar con la vida de los cuatro miembros de la familia Clutter violentamente, a sangre fría.
Truman Capote, ya conocido entonces por obras como Desayuno en Tiffany’s, supo de inmediato que podía convertir semejante tragedia en un testimonio sobre la marginación y la violencia. En A sangre fría vemos que la atención de Capote se vuelca sobre uno de los asesinos, Perry Smith, con quien comparte una infancia similar por complicada. Ambos personajes, Capote y Perry, son cara y cruz de una misma moneda.
Mucho se sabía sobre la infancia de Capote, pero ahora tenemos la ocasión de conocer mucho más, de su puño y letra. Tras su muerte en el año 1984 y como informa El País, Capote legó a la Biblioteca Pública de Nueva York 39 cajas de cartón en las que se encontraban sus primeros relatos, los que escribió entre los 9 y los 19 años de edad. Según comenta la noticia, en estos textos encontraremos la raíz de los miedos de Capote: la soledad, la marginación y la desesperación ante la ausencia de su madre, pero también hallaremos la primerísima mirada de reportero de Truman Capote, la que le llevaría a convertirse en un personaje capital y a su crónica publicada en 1966, A sangre fría, en una obra maestra de la literatura universal.
Los relatos del joven Truman Capote serán publicados el próximo 9 de marzo por Anagrama.